CSS Drop Down Menu by PureCSSMenu.com

martes, 4 de septiembre de 2012

EL PAPEL DEL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL EN LA CRISIS DE LA ARGENTINA




Noviembre 2004

La creaci贸n del Fondo Monetario Internacional (FMI) form贸 parte del dise帽o pol铆tico con el que el mundo capitalista logr贸 establecer principios de equilibrio para el desarrollo de un mercado financiero global, con el objetivo expreso de fomentar la cooperaci贸n monetaria internacional; facilitar la expansi贸n y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; fomentar la estabilidad cambiaria, contribuir a establecer un sistema multilateral de pagos; poner a  disposici贸n  de los pa铆ses miembros con dificultades de balanza de pagos, temporalmente y con garant铆as adecuadas, los recursos generales de la instituci贸n, y acortar la duraci贸n y aminorar el grado de desequilibrio de las balanzas de pagos de los pa铆ses miembros. La Argentina se incorpor贸 al organismo en el a帽o 1956, nueve a帽os m谩s tarde del inicio de sus operaciones financieras en marzo de 1947, como un antecedente de una hist贸rica relaci贸n conflictiva con el FMI.

En tiempos recientes, entre el inicio de la recuperaci贸n democr谩tica, en 1984, y el 2001, a帽o del estallido de la crisis pol铆tico-econ贸mica m谩s grave de su historia, la Argentina suscribi贸 ocho acuerdos de pr茅stamos con el FMI por un monto total de alrededor de 35 mil millones de d贸lares, de los cuales se  desembolsaron m谩s de 22.000 millones de d贸lares (Lucioni L. 2002).

La magnitud 煤nica y superlativa del default y la circunstancia de que la Argentina es el tercer mayor deudor del FMI –por un monto aproximado de 15 mil millones de d贸lares, luego de Brasil y Turqu铆a- hacen pertinente el an谩lisis de las acciones de todos los actores involucrados, en especial el papel jugado por la principal instituci贸n financiera multilateral.

No escapa al an谩lisis del desempe帽o del FMI la influencia que su principal aportante –los EE.UU.- ha tenido y tiene sobre sus decisiones soberanas, no s贸lo a trav茅s de la forma en que el FMI se desempe帽a institucionalmente, sino mediante las recomendaciones de los funcionarios de la administraci贸n y el impulso favorable, del propio presidente George W. Bush,  recomendando que el presidente argentino “pelee hasta el 煤ltimo centavo” en vistas a una resoluci贸n del caso argentino.

Esta influencia de la pol铆tica sobre las decisiones del Fondo ha recibido duras cr铆ticas, como las vertidas con crudeza en un escrito del CATO Institute, un defensor de la libertad  irrestricta de los mercados: Una de las principales razones del fracaso de Argentina es la incompetencia del gobierno, el cual ha sido posible gracias al Fondo Monetario Internacional y a su principal patrocinador, Estados Unidos” y concluye: “Como resultado, [de las pol铆ticas del FMI] los argentinos ahora vilipendian al Fondo y a su principal patrocinador, Estados Unidos. Otro perdedor, por su asociaci贸n con el FMI, es el ideal del libre mercado” (Tupy M. L. 2003).
A estas razones deben sumarse las cr铆ticas sobre la actuaci贸n de las autoridades y funcionarios del FMI en la d茅cada de los noventa para conformar un conjunto de hechos que moviliz贸 a que el propio organismo hiciera una evaluaci贸n de su accionar, como resultado del cual se public贸 un documento de la Oficina de Evaluaci贸n Independiente (OEI).


El FMI se eval煤a


Para la confecci贸n del Informe de la OEI un equipo de trabajo entrevist贸 a unos 40 funcionarios actuales y ex funcionarios integrantes de la Gerencia del FMI, del Directorio Ejecutivo y personal t茅cnico de la instituci贸n. Adem谩s, consultaron la opini贸n de funcionarios de otros organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Central Europeo, la Comisi贸n Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organizaci贸n de Cooperaci贸n y Desarrollo Econ贸mico y la Comisi贸n Econ贸mica para Am茅rica Latina y el Caribe. Del mismo modo expresaron sus puntos de vista cerca de cuarenta funcionarios con alta responsabilidad pol铆tica en la administraci贸n econ贸mica argentina -en el per铆odo 1991-2000- y alrededor de 60 funcionarios de otros pa铆ses, as铆 como cerca de 90 acad茅micos e integrantes del mundo corporativo de diferentes pa铆ses.


El Informe abarca el contenido y la eficacia de la supervisi贸n y el dise帽o de los programas en el per铆odo que precedi贸 a la crisis y examina las principales cuestiones y procedimientos vinculados con las decisiones del FMI, desde finales del 2000 hasta diciembre del 2001, focaliz谩ndose sobre tres campos de la pol铆tica econ贸mica: la pol铆tica fiscal, las llamadas reformas estructurales -como las referidas al mercado laboral, el sistema previsional y el sistema financiero- y la pol铆tica cambiaria

La pol铆tica fiscal fue el tema de mayor discusi贸n entre las autoridades argentinas y el FMI en el per铆odo 1991-2000, destac谩ndose que a pesar de que en ning煤n a帽o entre 1994 y 2001 se alcanzaron las metas establecidas en los programas, el Fondo mantuvo los programas de financiamiento, flexibilizando su cumplimiento o formalizando nuevos compromisos.

El Informe de la OEI reconoce en este campo tres defectos del FMI: la subestimaci贸n de la variaci贸n interanual del saldo de la deuda, la relativizaci贸n de la influencia de las finanzas provinciales como fuente de precariedad fiscal y, por 煤ltimo, la sobrestimaci贸n del nivel de endeudamiento que ser铆a sostenible para una econom铆a como la Argentina. Y admite que: “retrospectivamente est谩 claro que los an谩lisis del personal t茅cnico del FMI no tuvieran en cuenta una serie de caracter铆sticas importantes de la econom铆a argentina que la hicieron especialmente vulnerable”. Entre los aspectos que menciona como ausentes en la evaluaci贸n del FMI se encuentran la casi completa denominaci贸n en moneda extranjera de la deuda p煤blica argentina; que los tenedores de la misma eran mayoritariamente no residentes; las falencias de la administraci贸n tributaria y, por 煤ltimo, el diferencial de tasas de inter茅s que deb铆an pagar en el mercado internacional las llamadas econom铆as emergentes.

En cuanto a las reformas estructurales fundamentales, el Informe de la OEI destaca las referidas a las relaciones fiscales entre el Gobierno Federal y las provincias, la reforma impositiva y la administraci贸n tributaria, las concernientes al mercado laboral, las vinculadas a la seguridad social y, finalmente, las correspondientes al sistema financiero, se帽alando que: “la caracter铆stica notable de los programas concertados con Argentina fue la escasa condicionalidad estructural oficial, sobre todo en la forma de criterios de ejecuci贸n”. En este sentido destaca que “tampoco se exigi贸 de manera firme el cumplimiento de la escasa condicionalidad que conten铆an los programas.”

En cuanto a la pol铆tica cambiaria, recuerda que la actitud del FMI fue “renuente a respaldar el sistema de la convertibilidad”, puesto en marcha  en 1991 con un esquema cambiario de paridades fijas del peso con el d贸lar estadounidense. Y reconoce que “como la convertibilidad se consideraba un instrumento de estabilizaci贸n se prest贸 poca atenci贸n a la conveniencia del sistema para el crecimiento a largo plazo”.

Es posible advertir un cambio cualitativo despu茅s de la crisis mexicana de fines de 1994. El Informe  destaca que se pas贸 en las declaraciones p煤blicas e informes internos, de evaluar las pol铆ticas de Argentina “teniendo en cuenta” el r茅gimen cambiario que se hab铆a elegido a la postura de “avalar” ese r茅gimen. En este sentido, se se帽ala que luego de la crisis mexicana, en marzo de 1995, hubo un documento oficial donde por primera vez se afirma que: “en vista del fortalecimiento de las pol铆ticas que han llevado a cabo las autoridades argentinas, el personal t茅cnico del FMI respald贸 el mantenimiento del tipo de cambio fijo”. En el mismo sentido da cuenta del discurso del Director Gerente, en Buenos Aires en mayo de 1996, quien sostuvo que: “en los 煤ltimos cinco a帽os la ley de Convertibilidad ha sido fundamental en la consolidaci贸n del compromiso de la Argentina con respecto a la disciplina fiscal y la estabilidad de precios; en consecuencia, dicha ley contin煤a desempe帽ando un rol esencial en el restablecimiento de la confianza.”

El Informe indica que “desde mediados de 1996 hasta fines de 1998, pr谩cticamente no hubo discusiones a fondo acerca de la paridad entre el personal t茅cnico del FMI ni entre 茅stos y las autoridades argentinas, aunque el tema se plante贸 ocasionalmente en las reuniones de Directorio.” Y tambi茅n hace referencia a un trabajo del Departamento de Hemisferio Occidental de agosto de 1999 donde, por primera vez, se comienzan a analizar estrategias para abandonar el tipo de cambio fijo y en el que se mencionaba “la dolarizaci贸n como un elemento que podr铆a fortalecer m谩s la confianza, siempre que estuviera acompa帽ada de pol铆ticas firmes.” Sobre el particular se afirmaba: “si bien la adopci贸n de un r茅gimen de flotaci贸n pod铆a conducir a un desempe帽o m谩s s贸lido a mediano plazo se recomienda el ajuste fiscal y las reformas estructurales necesarias para restaurar la viabilidad de la convertibilidad.”

El Informe de la OEI resume las razones de la renuencia a analizar la pol铆tica cambiaria en cuatro factores. En primer lugar, “se tem铆a que el hecho de debatir el r茅gimen de convertibilidad hiciera tambalear su viabilidad”. En segundo t茅rmino, se aduce que “el FMI careci贸 de herramientas objetivas para evaluar la idoneidad o sustentabilidad del r茅gimen cambiario de un pa铆s” y que los an谩lisis realizados “no estaban basados en una visi贸n con miras al futuro del concepto de sustentabilidad”. Adem谩s, consigna que la falta de di谩logo franco sobre el tema con las autoridades argentinas se deriva de “una interpretaci贸n especial e incorrecta del Convenio Constitutivo”. Por 煤ltimo, reconoce que el compromiso del FMI con el r茅gimen de convertibilidad “hizo dif铆cil para la Gerencia y el personal t茅cnico proponer posteriormente alternativas veros铆miles al Directorio Ejecutivo y a las autoridades argentinas”.

El Informe de la OEI eval煤a la estrategia del FMI, en el per铆odo de fines del a帽o 2000 hasta el colapso del r茅gimen de convertibilidad, haciendo hincapi茅 en cuatro episodios relevantes: el aumento de recursos decidido en enero de 2001, la revisi贸n de mayo del mismo a帽o, el aumento de recursos del mes de septiembre y la decisi贸n de diciembre cuando opt贸 por dejar de otorgar respaldo financiero.

A finales del a帽o 2000, el llamado “blindaje” reuni贸, a trav茅s de los compromisos contra铆dos por las instituciones financieras internacionales, el Gobierno de Espa帽a y las seguridades de financiamiento del sector privado, una masa de recursos de alrededor de 40.000 millones de d贸lares en funci贸n de una caracterizaci贸n de la situaci贸n como de “problemas de renegociaci贸n” y de “necesidad de liquidez” para describir, por parte del FMI, las dificultades de la Argentina.

El programa se basaba en considerar posible el logro de la sustentabilidad de la deuda p煤blica y de la cuenta corriente dentro del r茅gimen de pol铆tica econ贸mica vigente. En ese sentido se se帽ala que el documento preparado por el personal t茅cnico indicaba que “el abandono de la convertibilidad y una cesaci贸n de pagos de la deuda tendr铆a enormes consecuencias adversas para la Argentina y para el conjunto de mercados emergentes”, afirmando que “el respaldo amplio y vigoroso en Argentina a la paridad fija del tipo de cambio hac铆a pol铆ticamente impensable cualquier medida que fuese en su contra.”

El Informe revela que en una evaluaci贸n del personal t茅cnico, completada en octubre del 2000, donde se examinaron posibles estrategias como el tipo de cambio flotante y la dolarizaci贸n con o sin ajuste en la paridad cambiaria, no se menciona “como problema fundamental ni la sobrevaluaci贸n del tipo de cambio ni la sustentabilidad de la deuda.”

Un dato interesante es el posicionamiento de los integrantes del Directorio Ejecutivo frente al caso argentino ya que, a pesar de aprobar por unanimidad la recomendaci贸n  del  Director Gerente, reflejaron tres actitudes diferentes: un grupo reducido que confiaba en el programa, una minor铆a que representaba a pa铆ses industriales que afirmaba que la din谩mica de la deuda era insostenible y, por lo tanto, “era muy improbable que el programa tuviera 茅xito” y un amplio grupo, con una posici贸n intermedia, que consideraba que el programa presentaba riesgos sustanciales y que no estaba convencido de que ofrec铆a una soluci贸n duradera.”

A pesar de las observaciones el reducido grupo cr铆tico acompa帽贸 la decisi贸n fundado en “los elevados costos que resultar铆an de retirarle el apoyo al pa铆s en esa coyuntura.” El mayoritario, por su parte, tambi茅n aprob贸 por creer que el programa “ofrec铆a la mejor alternativa siempre que el sistema pol铆tico argentino la aprovechara como una oportunidad para emprender el ajuste fiscal y las reformas estructurales que hac铆an falta.”

El Informe afirma que exist铆an “varias razones convincentes para respaldar a Argentina” a fines del a帽o 2000. Entre otros, “la preocupaci贸n que una crisis de gran alcance en Argentina pudiera tener efectos de contagio en momentos en que se observaba cierto nerviosismo en el resto del mundo, en particular en Turqu铆a y Brasil” y, adem谩s, porque “el costo de cualquier estrategia alternativa, por ejemplo abandonar la paridad, ser铆a con toda seguridad elevado.”

A pesar de los incumplimientos, el Directorio Ejecutivo del FMI aprob贸 por unanimidad el 21 de mayo la recomendaci贸n de la Gerencia de concluir la tercera revisi贸n del acuerdo stand by mediante la concesi贸n de dispensas por los considerables desv铆os en el cumplimiento de los criterios de ejecuci贸n correspondientes al 30 de marzo, lo cual permit铆a desembolsar un tramo de 1200 millones de d贸lares.

El factor relevante de esa decisi贸n fue que el personal t茅cnico “se sinti贸 obligado a conceder el beneficio de la duda al nuevo Ministro y tem铆a causar un desplome abrupto, y por ende desordenado, del r茅gimen de pol铆tica econ贸mica.”

Esta opini贸n del staff estaba relativizada por un documento elaborado a fines de abril por un equipo interdepartamental conformado para realizar tareas anal铆ticas sobre Argentina en forma paralela al avance de las negociaciones del programa y las revisiones, que afirmaba que “ha aumentado la probabilidad de una crisis total en Argentina. Parece improbable que se pueda evitar este resultado, pero no imposible.”

La aprobaci贸n del Directorio no fue el resultado de la confianza en la sustentabilidad del programa sino “simplemente se supuso que la mejor estrategia era mantener a Argentina a flote durante el tiempo que se pudiera comprar con los 1200 millones”. O, dicho de otra manera, en palabras de un Director citado por el Informe: “nadie ha propuesto una estrategia diferente que, ajustada en funci贸n del riesgo, promete una alternativa menos costosa.”

El 7 de septiembre del 2001 el Directorio Ejecutivo aprob贸 la recomendaci贸n del Director Gerente para concluir la cuarta revisi贸n del acuerdo stand by, aumentando los recursos en alrededor de 8000 millones de d贸lares, de los cuales 3000 millones se afectar铆an para respaldar una posible reestructuraci贸n de la deuda.

El Informe anota que en una reuni贸n convocada por el Director Gerente con selectos altos funcionarios se estim贸 que la “posibilidad de 茅xito del programa ser铆a a lo sumo del 20%- 30%”. Seg煤n algunos presentes en la reuni贸n un elemento fundamental para la decisi贸n fue “la preocupaci贸n por la reacci贸n pol铆tica en contra del asesoramiento del FMI, especialmente en Am茅rica Latina, si se daba la impresi贸n de negar el apoyo a un pa铆s que hab铆a  estado aplicando programas respaldados por el FMI en el 煤ltimo decenio.”

En la reuni贸n del Directorio Ejecutivo, contrariando las costumbres del proceso decisorio del FMI, dos directores se abstuvieron de votar. Seg煤n las actas de esa reuni贸n “varios directores consideraron que la situaci贸n no era sostenible y que el programa no ofrec铆a medidas correctivas satisfactorias.”

El Informe sostiene que el programa se basaba en pol铆ticas “contraproducentes” -como las utilizadas en el llamado factor de convergencia entre el d贸lar y el euro- o “ineficaces e insostenibles en todo lugar en que se hab铆an ensayado” -como ocurri贸 con la ley del d茅ficit cero- y por otro lado, tampoco abordaba la “ya evidente sobrevaluaci贸n del tipo de cambio.”

Se observ贸 tambi茅n que el Directorio Ejecutivo “tampoco desempe帽贸 activamente su funci贸n de supervisi贸n para salvaguardar los recursos del FMI” puesto que el desembolso del tramo de 5000 millones har铆a de la exposici贸n crediticia del FMI frente a la Argentina un de las m谩s arriesgados de su historia.”

En este sentido, se da cuenta de un acuerdo entre el Ministro de Econom铆a y el Director Gerente por el cual la Argentina se aven铆a a considerar una estrategia alternativa y discutirla con el FMI “cuando las reservas llegaran a un nivel inferior al de los cr茅ditos otorgados por el FMI.”

La decisi贸n de no concluir la revisi贸n del acuerdo entre Argentina y el FMI prevista para el mes de diciembre estuvo, de acuerdo al Informe, “bien fundada” ya que al momento “era obvio para la mayor铆a de los observadores que no pod铆a evitarse una devaluaci贸n del peso y una reestructuraci贸n integral de la deuda que redujera el valor presente neto, y que ning煤n programa ser铆a sostenible si las autoridades argentinas no estaban dispuestas a considerar estas opciones.”

Por otro lado se destaca que la conclusi贸n de no terminar con la revisi贸n, a la que se hab铆a arribado en el mes de octubre, “no se comunica con claridad a las autoridades”.

El examen del proceso decisorio del FMI sobre Argentina en el a帽o 2001 que realiza el Informe se帽ala que a pesar de 16 reuniones informales del Directorio -entre Diciembre de 2000 y enero de 2002- ese cuerpo como instituci贸n “desempe帽贸 un limitado papel en el aporte de sugerencias y recomendaciones, no solo en los detalles espec铆ficos del dise帽o del programa (como es habitual) sino tambi茅n en la estrategia general del pa铆s.”

El hecho de pasar por alto al Directorio, concluye el Informe, “atenta contra su funci贸n en la instituci贸n y debilita la transparencia y la rendici贸n de cuentas en el proceso de toma de decisiones del FMI.”

En este sentido el Informe cita una evaluaci贸n interna del papel del FMI donde se se帽ala que se “cedi贸 a presiones externas, pol铆ticas y de mercado, favorables a que se continuara prestando asistencia, a pesar de las serias dudas sobre la sustentabilidad fiscal y externa.”



Otras consideraciones


El an谩lisis del conjunto de conclusiones (12), lecciones (10) y recomendaciones (6) a las que arriba el Informe permite formular algunas consideraciones que se juzgan pertinentes para una mejor comprensi贸n  del caso argentino en la  d茅cada del noventa.(Ver cuadros 1,2 y 3, respectivamente).

En relaci贸n a la estrategia cambiaria, es necesario recordar que s贸lo unos pocos pa铆ses tuvieron paridades r铆gidas durante la totalidad o parte del per铆odo en que rigi贸 en la Argentina la convertibilidad. Entre ellos, Ecuador y Panam谩 ten铆an su econom铆a dolarizada, los restantes: Bulgaria, Hong Kong, Estonia y Lituania ten铆an reg铆menes  de cajas de conversi贸n al estilo de la vigente en Argentina.

Durante el per铆odo 1992-2001 el comercio internacional argentino en relaci贸n al producto fue del 16,4%, un porcentaje sensiblemente menor al del promedio de las siete econom铆as con paridad cambiaria r铆gida, que era alrededor del  96%. Adem谩s, en Argentina -como en Hong Kong- solo una peque帽a fracci贸n del comercio -de alrededor del 15%- se practicaba con el pa铆s que prove铆a el ancla monetaria.

Por otra parte, llama la atenci贸n la falta de referencia a la crisis de la Argentina, y de otros pa铆ses de la regi贸n, de principios de los ochenta como antecedente de las consecuencias econ贸micas, financieras, fiscales y sociales de estrategias anti-inflacionarias basadas en esquemas macroecon贸micos que combinan tipo de cambio prefijado y apreciado junto con una pol铆tica monetaria pasiva: “en la primera mitad de la d茅cada de 1990, cuando se experimentaba un nuevo auge de los flujos de capital, no faltaba experiencia hist贸rica, ni trabajo anal铆tico ni recomendaciones de pol铆tica que sirvieran de antecedentes para examinar los procesos que se estaban desarrollando” (Frenkel R. 2003).

En cuanto al desempe帽o fiscal durante el r茅gimen de convertibilidad es constante la identificaci贸n del desequilibrio fiscal como causa central -en algunos casos excluyente- del colapso del esquema macroecon贸mico. El ex Director del Departamento de Investigaci贸n del FMI -entre 1991 y 2001- Michael Mussa, afirma que: “la causa fundamental del desastre es la inhabilidad cr贸nica de las autoridades argentinas de mantener una pol铆tica fiscal responsable” (Mussa M. 2002).

Esta conducta de “alcoh贸lico cr贸nico” en el manejo de los asuntos fiscales -seg煤n la provocativa ret贸rica de Mussa- no parece corresponderse con los datos emp铆ricos. El gasto primario real, deflactado por el 铆ndice de precios al consumidor, fue para el a帽o 2001 s贸lo un 3% m谩s elevado que el registrado en 1991, constituyendo una diferencia poco relevante para la causalidad que Mussa le asigna (Damill M y Juvenal L. 2003).

En el mismo sentido, (Ver Cuadro N 潞4) del an谩lisis de los resultados fiscales acumulados en la d茅cada de los noventa -expresados en millones de d贸lares a precios corrientes- queda claro que a煤n computando los gravosos efectos de la reforma de la seguridad social que tuvo el traslado de aportantes del sistema de reparto al de capitalzaci贸n, el resultado primario del sector p煤blico fue positivo.

La cuenta de intereses, por el contrario, tuvo un comportamiento explosivo ya que mientras en 1991 representaba s贸lo el 5,6% de los ingresos tributarios, hacia el 2001 signific贸 el 23,4% de la recaudaci贸n, incluidas las contribuciones al sistema previsional p煤blico. Este incremento del peso de los intereses se explica no s贸lo por el cambio en la magnitud de la deuda sino tambi茅n por el incremento de la tasa media  de inter茅s que pas贸 del 5,8% en 1996 al 9,4%, en el a帽o 2001.

As铆, la emergencia del d茅ficit no fue el resultado de una pol铆tica fiscal dispendiosa, sino b谩sicamente consecuencia de la reforma del r茅gimen de la seguridad social que, como fuera tempranamente anticipado, estaba llamada a generar un costo de gran magnitud en la transici贸n entre los dos sistemas (Cetr谩ngolo O. 1994). El d茅ficit, incrementado por las llamadas devaluaciones fiscales para morigerar los problemas de competitividad, tuvo que ser cubierto con un creciente endeudamiento p煤blico, que asociado con los d茅ficit de cuenta corriente -consecuencia de la estructura de precios relativos que penalizaba la producci贸n de bienes transables internacionalmente- generaron m谩s dudas que certezas sobre la sostenibilidad de la deuda p煤blica.

En otros t茅rminos, y como se帽ala un reciente trabajo de la CEPAL sobre un panorama de largo plazo de las cuentas p煤blicas de la Argentina “la contradicci贸n entre la mejora de la competitividad mediante reducciones impositivas y la necesidad de presentar cuentas fiscales superavitarias derivaron en un conflicto irresuelto entre equilibrio fiscal y externo, afectando la sustentabilidad de la pol铆tica fiscal de la convertibilidad” (Cetr谩ngolo O. y Jim茅nez J.P. 2003)


Acerca de la Nueva Arquitectura Financiera Internacional (NAFI)


Las particularidades del actual funcionamiento del sistema financiero internacional estaban fuera de los t茅rminos de referencia del Informe. Sin embargo, es impensable efectuar un an谩lisis de la crisis sin tener en cuenta que la sucesi贸n de shocks externos que afectaron a la Argentina y a otros pa铆ses y regiones estuvieron y est谩n relacionados con los problemas sist茅micos del actual mercado financiero global. Dichos problemas reflejan una inadecuaci贸n del sistema actual que desde la crisis del petr贸leo –a principios de la d茅cada de los ’70- se ha manejado en forma “provisoria”, sin que se hayan adecuado los organismos de cr茅dito a las nuevas realidades econ贸micas.

Esa inadecuaci贸n ha sido expuesta y analizada por acad茅micos y actores involucrados, sin que hasta la actualidad se haya resuelto un nuevo acuerdo general sobre qu茅 perfil deben adquirir las instituciones en juego, o si simplemente deben ser suprimidas.

Es indudable que desde comienzos de los ’70, el panorama financiero mundial evolucion贸 a un ritmo vertiginoso y carente de una regulaci贸n efectiva que permita cumplir con los objetivos fundantes del FMI. Uno de los ejes de esa evoluci贸n ha sido un intenso proceso de innovaci贸n en el campo de los instrumentos financieros, potenciado por las nuevas tecnolog铆as de la informaci贸n y por los avances en las comunicaciones. Ese proceso se articul贸 con una progresiva liberalizaci贸n de las actividades financieras en un grupo cada vez m谩s numeroso de pa铆ses.

Inicialmente, la liberalizaci贸n financiera hab铆a adquirido impulso en el mundo desarrollado, pero se extendi贸 hacia otras regiones en forma progresiva, en especial desde mediados de los a帽os setenta, y con particular intensidad en los noventa. Los mercados financieros evolucionaron hacia mayores niveles de integraci贸n y los vol煤menes de operaciones se expandieron con extraordinaria rapidez.

Sin embargo, una sucesi贸n de eventos cr铆ticos como la devaluaci贸n mexicana de 1994, la inestabilidad en varias econom铆as del sudeste de Asia desde mediados de 1997, la crisis rusa, etc, seguidos de per铆odos de turbulencia financiera internacional, efectos de contagio, r谩pidas modificaciones de los vol煤menes y del sentido de los flujos de capital y reacciones de pol铆tica o programas de salvataje que dieron lugar a mucha controversia por su dise帽o y efectos, han plasmado en una extendida insatisfacci贸n acerca de la forma de funcionamiento actual del sistema financiero internacional.         

Esa insatisfacci贸n da origen al debate acerca del papel que deber铆an tener los organismos multilaterales como el FMI, y c贸mo y por qu茅 caminos es posible mejorar su desempe帽o. Los argumentos que se esgrimen abarcan un espectro de posiciones muy amplio. En lo que refiere al FMI, se sostiene desde su eliminaci贸n (Meltzer A.1999) -posici贸n que impulsa un avance hacia una profundizaci贸n de la desregulaci贸n financiera internacional-, hasta la conformaci贸n de una 煤nica autoridad financiera internacional regulatoria y con capacidad de actuar como prestamista de 煤ltima instancia en esa escala.

Los temas en discusi贸n pueden agruparse en dos grandes t贸picos relacionados con los mecanismos de prevenci贸n de las crisis y las formas de resoluci贸n de las mismas. En ambos casos, adem谩s, se abordan aspectos que tienen que ver con las instituciones y regulaciones internacionales, por un lado, y con las instituciones, regulaciones y pol铆ticas de orden nacional, por otro.

En este sentido, el desplazamiento de los bancos comerciales por tenedores de bonos -ya sean fondos de inversi贸n o de pensi贸n, compa帽铆as de seguros o inversores particulares- como financistas de los pa铆ses, complica el desempe帽o de un mercado de naturaleza global en el que no hay regulaciones prudenciales ni r茅gimen para el cumplimiento de los contratos en lo que a deuda soberana se refiere.

Este debate sobre la “nueva arquitectura financiera internacional” (NAFI) concepto atribuido al ex Secretario del Tesoro de los EEUU Robert Rubin, sit煤a en el centro de la escena a las instituciones financieras multilaterales que funcionan sin el respaldo de un prestamista de 煤ltima instancia. Esta ausencia se hace m谩s manifiesta cuando se constata que mientras las cuotas de los pa铆ses miembros del FMI se incrementaron en los 煤ltimos treinta a帽os del siglo pasado un 170% en d贸lares reales, las econom铆as de los pa铆ses emergentes crecieron un 250%, el comercio mundial un 440% y los movimientos de capitales privados un 850%. En este contexto el FMI ten铆a, hacia finales del 2001, “200  billones disponibles para pr茅stamos, lo que representa menos del 10 % de la deuda externa de los pa铆ses de ingreso medio y bajo” (Machinea J. L. 2002).

Esta circunstancia es particularmente relevante para Argentina ya que a pesar de haber transferido en forma neta a los organismos internacionales (Ver Cuadro N潞 5), casi 7800 millones de d贸lares entre enero del 2002 y junio del 2004, la intenci贸n de los principales accionistas del FMI es reducir la exposici贸n financiera de la instituci贸n con los mayores deudores, entre los que se encuentra Argentina con una deuda equivalente -a mayo de 2004- al 586% de su cuota, s贸lo superado por Brasil con el 697% y Turqu铆a con 1674%.

Si bien la insatisfacci贸n con la situaci贸n presente de los organismos internacionales de cr茅dito est谩 muy difundida, no se basa en un diagn贸stico ampliamente compartido por los participantes en la discusi贸n, ni lleva a propuestas congruentes. Por el contrario, los dise帽os de reforma sugeridos por distintos actores en este debate se caracterizan por su diversidad, y son a veces, francamente contradictorios. Esto no puede verse sino como algo natural, dados los conflictos de naturaleza pol铆tica y econ贸mica que tal proceso de reforma involucrar铆a. Agrupamientos de pa铆ses como el G-7 y el G-22 han elaborado distintas propuestas, y tambi茅n lo han hecho diversos gobiernos de pa铆ses desarrollados , como los de Francia, Alemania, Canad谩, el Reino Unido.


Reflexi贸n final


En medio de este proceso de cambio, los pa铆ses como la Argentina deben sobreponerse a las crisis que no fueron previstas y a煤n peor, fueron alentadas desde el dise帽o de pol铆ticas p煤blicas con la asistencia del FMI.

A la luz de lo expuesto resulta pertinente plantearse dos interrogantes de naturaleza no estrictamente econ贸mica: ¿Existi贸 la posibilidad de evitar el colapso del esquema de la convertibilidad que estaba condicionado desde sus inicios por sus debilidades estructurales y fue afectado, en su devenir, por la combinaci贸n del impacto de la crisis de pagos de otros importantes deudores en el mercado internacional, por la devaluaci贸n del real en Brasil, el fortalecimiento del d贸lar frente al resto de las monedas y el declive de los precios internacionales de los principales productos de exportaci贸n de la Argentina? Y, por otra parte: ¿El sistema pol铆tico argentino dispon铆a de recursos -entendidos como diagn贸sticos apropiados, iniciativa estrat茅gica, aptitud para la persuasi贸n social y capacidad para articular intereses contrapuestos- como para afrontar, con razonables perspectivas de 茅xito, las consecuencias de un cambio de r茅gimen?

El desarrollo de los acontecimientos indica que la realidad se encarg贸 de responder, negativa y dram谩ticamente, a estas preguntas.

En estos errores incurrieron todos los actores involucrados -p煤blicos y privados, pol铆ticos y sociales, argentinos y extranjeros- que a lo largo de una d茅cada, caracterizada como de “un justificado o injustificado optimismo” (Novaro M. 2002), no quisieron escuchar los argumentos de quienes alertaban sobre las consecuencias del esquema vigente o, en otros casos, no estuvieron dispuestos a sacrificar intereses personales o de sector, o bien carecieron de la aptitud para afrontar decisiones que priorizaran el inter茅s general.

En esta lista de corresponsables el FMI ocupa un lugar destacado ya que, adem谩s de lo planteado en el Informe por la propia Oficina de Evaluaci贸n independiente, es necesario recordar que “muchas de los pol铆ticas econ贸micas de la Argentina fueron ampliamente aplaudidas y se帽aladas como un modelo que otros mercados emergentes deb铆an imitar, aprobaci贸n internacional que fue  magnificada por el Presidente Menem en su triunfal discurso en el Encuentro Anual del FMI- Banco Mundial el 4 de octubre de 1998” (Mussa M. 2002).



Cuadro N潞1
 Conclusiones del Informe de la OEI
Panorama general de la crisis
 1
El catastr贸fico derrumbe de la econom铆a argentina en 2001-2002 refleja el hecho que las autoridades argentinas encargadas de formular pol铆ticas no adoptaron las medidas correctivas necesarias con suficiente antelaci贸n. El FMI, por su parte, respaldado por sus principales accionistas, tambi茅n fall贸 al no solicitar oportunamente que se dejara de respaldar una estrategia que, tal como se estaba implementando, era insostenible.
2
Hacia finales de 2000, cuando la recesi贸n en curso y la discordia pol铆tica interna ya hab铆an hecho que Argentina perdiera acceso a los mercados internacionales de capital, el pa铆s se enfrentaba a la vez a un problema cambiario y a un problema de sustentabilidad de la deuda
3
El programa de enero de 2001 fue, por consiguiente, optimista desde un principio, y de hecho los compromisos asumidos en el marco del programa no se implementaron en su totalidad.
Supervisi贸n y dise帽o de los programas en el per铆odo anterior a la crisis
4
El FMI identific贸 correctamente los posibles puntos vulnerables inherentes al r茅gimen de convertibilidad para un pa铆s como Argentina y se帽al贸 la necesidad de la disciplina fiscal y la flexibilidad del mercado laboral como elementos esenciales para mantener dicho r茅gimen.
5
La experiencia de Argentina ilustra los problemas que se plantean cuando el pa铆s adopta y hace suyas pol铆ticas deficientes o inconsistentes.
6
En retrospectiva, hubiese sido mejor presionar para que el cambio se realizara mucho antes en la d茅cada de los noventa. Una posici贸n clara con respecto a la necesidad de una salida al r茅gimen hubiese creado el marco para los posteriores intercambios de opiniones con las autoridades del pa铆s.
7
Durante todo el per铆odo las opiniones articuladas al interior del FMI y en los diversos sectores de la instituci贸n fueran dispares.
Gesti贸n de la crisis
8
La decisi贸n adoptada en enero de 2001 de aumentar el monto del acuerdo stand by con Argentina adoleci贸 de varias deficiencias
9
La decisi贸n  de dar por concluida la tercera revisi贸n en mayo de 2001 y m谩s aun, la ulterior decisi贸n de volver a aumentar el monto del acuerdo en septiembre de 2001 fue cuestionable a la luz del  esp铆ritu -si no la letra-de las normas del FMI sobre el financiamiento  en caso de crisis.
10
No se utilizaron los instrumentos anal铆ticos disponibles para analizar con suficiente profundidad las posibles vulnerabilidades
11
La planificaci贸n para contingencias fue condicionada, en parte debido a que las autoridades no estaban dispuestos a considerar otros cursos de acci贸n alternativos para el caso de que fracasara la estrategia que ellos prefer铆an.
12
Si bien el Directorio Ejecutivo no cont贸 en todos los casos con todos los elementos requeridos para tomar decisiones bien informadas, no realiz贸 un seguimiento cabal para evitar que los recursos del FMI se utilizaran en respaldo de una pol铆tica insostenible, ni ejerci贸 plenamente su funci贸n fiduciaria de proteger el car谩cter rotativo de dichos recursos. En parte, esto obedeci贸 al hecho de que el Directorio -con cierta renuencia  en algunos casos- acept贸 tener una participaci贸n estrat茅gica limitada en las decisiones adoptadas por la Gerencia y no recibi贸 en algunos casos informaci贸n cr铆tica.

Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI



Cuadro N潞 2

Lecciones del Informe de la OEI
Supervisi贸n de pol铆ticas econ贸micas y dise帽o de los programas
1
El FMI debe ejercer una firme supervisi贸n para velar por que el r茅gimen escogido sea congruente    con las dem谩s pol铆ticas y se ajuste a las restricciones.
2
El nivel de deuda sostenible para las econom铆as de mercado emergentes en un contexto de apertura de la cuenta de capital puede ser m谩s bajo de lo que se hab铆a pensado.
3
La decisi贸n de las autoridades de dar car谩cter precautorio a un acuerdo plantea el riesgo de que, en la pr谩ctica, las normas para obtener respaldo del FMI se debiliten.
4
Si bien es esencial que el pa铆s se sienta due帽o de los programas que ser谩n respaldados por el FMI, esto no es suficiente, ya que pueden obtenerse resultados no deseados si lo decidido por las autoridades implica que se aplicaron pol铆ticas mal orientadas y excesivamente d茅biles.
5
Un desempe帽o macroecon贸mico favorable, incluso si se mantiene durante cierto per铆odo, puede ocultar deficiencias institucionales subyacentes, las que pueden convertirse en obst谩culos insuperables para reestablecer r谩pidamente la confianza si el crecimiento se ve interrumpido por acontecimientos externos desfavorables.
6
La decisi贸n de respaldar un determinado marco de pol铆tica econ贸mica entra帽a necesariamente una evaluaci贸n probabil铆stica, pero es importante que la evaluaci贸n sea lo m谩s rigurosa posible y que se cuente, desde un inicio, con una estrategia contingente en caso de que no se materialicen algunos supuestos cr铆ticos.
7
El enfoque catal铆tico para resolver una crisis de la cuenta de capital funciona adecuadamente en condiciones muy estrictas.
8
La ingenier铆a financiera en forma de reestructuraci贸n de la deuda voluntaria y basada en el mercado es costosa, y es poco probable que mejore la sustentabilidad de la deuda si se emprende en condiciones de crisis sin contar con una estrategia econ贸mica cre铆ble e integral.
9
Si se retrasa la adopci贸n de las medidas necesarias para resolver una crisis, puede elevarse mucho su costo final.
10
Para reducir al m铆nimo los errores y aumentar la eficacia, debe mejorarse el proceso de toma de decisiones en el FMI en cuanto al an谩lisis de riesgos, rendici贸n de cuentas y predictibilidad.

Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI

Cuadro N潞 3
 Recomendaciones del Informe de la OEI
Gesti贸n de Crisis
1
El FMI deber谩 tener una estrategia de contingencia desde el momento en que comienza una crisis, que incluya en particular normas para limitar el da帽o.
2
Si se duda de la sustentabilidad de la deuda o del tipo de cambio, el FMI deber谩 indicar que su apoyo est谩 condicionado a un cambio significativo de las pol铆ticas del pa铆s mientras sigue trabajando activamente con el pa铆s para propiciar el cambio.
3
La supervisi贸n que ejerce el FMI deber谩 centrarse en la sustentabilidad del tipo de cambio y de la deuda a mediano plazo.
4
El FMI no deber铆a iniciar ni mantener una relaci贸n a trav茅s de programas con un pa铆s cuando no haya una necesidad inmediata de balanza de pagos y existan graves obst谩culos de 铆ndole pol铆tica para que se realice el ajuste o la reforma estructural que se necesitan.
5
El acceso excepcional deber谩 entra帽ar la presunci贸n de que hay una estrecha colaboraci贸n entre las autoridades y el FMI.
Proceso decisorio
6
Es preciso fortalecer el papel que le compete al Directorio Ejecutivo.
Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI

Cuadro N潞 4
 Resultados fiscales en la d茅cada del noventa (base devengada, en millones de d贸lares, a precios corrientes)

Acumulado  1991-2001

Resultado Primario sin Seguridad Social      
66972
Resultado de la Seguridad Social *
-52345
Resultado Primario
14627
Pagos de Intereses
-59960
Resultado del Sector P煤blico Nacional
-45333
*No corresponde  exactamente al d茅ficit de seguridad social p煤blica, sino a la diferencia entre los pagos previsionales reflejados en las cuentas del Gobierno Nacional y los ingresos propios de ese  sistema, derivado de aportes patronales y contribuciones jubilatorias sobre salario. Ese sistema tambi茅n recibe ingresos a partir de otras fuentes, como una parte de la recaudaci贸n del impuesto a las ganancias, etc.

Fuente: M. Damill, R. Frenkel y L. Juvenal. Las Cuentas P煤blicas y la Crisis de la Convertibilidad en la Argentina. CEDES. Buenos Aires.2003

Cuadro N潞 5
Pagos Netos a Organismos Internacionales
A帽o
Monto en millones de d贸lares corrientes
1993
-2595
1994
-45
1995
-2729
1996
-428
1997
-110
1998
-1163
1999
-22
2000
-429
2001
-9578
2002
4127
2003
2426
2004
1231
Fuente:  Ministerio de Econom铆a y Producci贸n.  Argentina, el FMI y la crisis de la deuda. An谩lisis N潞 II. Junio de 2004.



Bibliograf铆a

Lucioni L. (2002). Evoluci贸n y perspectivas del Financiamiento del FMI en la Argentina. CECE. Serie Estudios N潞 28. Buenos Aires.

Frenkel R. (2003).Globalizaci贸n y crisis financiera en Am茅rica Latina. Revista de la CEPAL N潞 80. Santiago de Chile.

Mussa M. (2002). Argentina y el FMI. Del triunfo a la tragedia. Editorial Planeta. Buenos Aires.

Damill M.  y Juvenal L. (2003). Las cuentas p煤blicas y la crisis de la Convertibilidad en la Argentina. CEDES. Buenos Aires.

Cetr谩ngolo O. (1994). El nuevo sistema previsional ¿una reforma definitiva?. Serie Notas 2. CECE. Buenos Aires.

Cetr谩ngolo O y Jim茅nez J.P. (2003). Pol铆tica fiscal en Argentina durante el r茅gimen de convertibilidad. CEPAL. Santiago de Chile.

Machinea J.L. (2001). La crisis de la deuda , el financiamiento internacional y la participaci贸n del sector privado. Mimeo. Washington DC.

Novaro N. comp. (2002). El derrumbe pol铆tico en el ocaso de la convertibilidad. Grupo Editorial Norma. Buenos Aires.

Tupy M. L. (2003). Es hora de examinar el papel del FMI en la pol铆tica exterior estadounidense. En www.elcato.org  






































0 comentarios:

Publicar un comentario