Noviembre
2004
La creaci贸n del Fondo
Monetario Internacional (FMI) form贸 parte del dise帽o pol铆tico con el que el
mundo capitalista logr贸 establecer principios de equilibrio para el desarrollo
de un mercado financiero global, con el objetivo expreso de fomentar la
cooperaci贸n monetaria internacional; facilitar la expansi贸n y el crecimiento
equilibrado del comercio internacional; fomentar la estabilidad cambiaria,
contribuir a establecer un sistema multilateral de pagos; poner a disposici贸n
de los pa铆ses miembros con dificultades de balanza de pagos,
temporalmente y con garant铆as adecuadas, los recursos generales de la
instituci贸n, y acortar la duraci贸n y aminorar el grado de desequilibrio de las
balanzas de pagos de los pa铆ses miembros. La Argentina se incorpor贸 al
organismo en el a帽o 1956, nueve a帽os m谩s tarde del inicio de sus operaciones
financieras en marzo de 1947, como un antecedente de una hist贸rica relaci贸n
conflictiva con el FMI.
En tiempos recientes,
entre el inicio de la recuperaci贸n democr谩tica, en 1984, y el 2001, a帽o del
estallido de la crisis pol铆tico-econ贸mica m谩s grave de su historia, la
Argentina suscribi贸 ocho acuerdos de pr茅stamos con el FMI por un monto total de
alrededor de 35 mil millones de d贸lares, de los cuales se desembolsaron m谩s de 22.000 millones de
d贸lares (Lucioni L. 2002).
La magnitud 煤nica y
superlativa del default y la circunstancia de que la Argentina es el
tercer mayor deudor del FMI –por un monto aproximado de 15 mil millones de
d贸lares, luego de Brasil y Turqu铆a- hacen pertinente el an谩lisis de las
acciones de todos los actores involucrados, en especial el papel jugado por la
principal instituci贸n financiera multilateral.
No escapa al an谩lisis del desempe帽o
del FMI la influencia que su principal aportante –los EE.UU.- ha tenido y tiene
sobre sus decisiones soberanas, no s贸lo a trav茅s de la forma en que el FMI se
desempe帽a institucionalmente, sino mediante las recomendaciones de los
funcionarios de la administraci贸n y el impulso favorable, del propio presidente
George W. Bush, recomendando que el
presidente argentino “pelee hasta el 煤ltimo centavo” en vistas a una resoluci贸n
del caso argentino.
Esta influencia de la pol铆tica sobre
las decisiones del Fondo ha recibido duras cr铆ticas, como las vertidas con
crudeza en un escrito del CATO Institute, un defensor de la libertad irrestricta de los mercados: “Una de las principales razones
del fracaso de Argentina es la incompetencia del gobierno, el cual ha sido
posible gracias al Fondo Monetario Internacional y a su principal patrocinador,
Estados Unidos” y concluye: “Como resultado, [de las pol铆ticas del FMI] los
argentinos ahora vilipendian al Fondo y a su principal patrocinador, Estados
Unidos. Otro perdedor, por su asociaci贸n con el FMI, es el ideal del libre
mercado” (Tupy M. L. 2003).
A estas razones deben
sumarse las cr铆ticas sobre la actuaci贸n de las autoridades y funcionarios del
FMI en la d茅cada de los noventa para conformar un conjunto de hechos que
moviliz贸 a que el propio organismo hiciera una evaluaci贸n de su accionar, como
resultado del cual se public贸 un documento de la Oficina de Evaluaci贸n
Independiente (OEI).
El FMI se eval煤a
Para la confecci贸n
del Informe de la OEI un equipo de trabajo entrevist贸 a unos 40 funcionarios
actuales y ex funcionarios integrantes de la Gerencia del FMI, del Directorio
Ejecutivo y personal t茅cnico de la instituci贸n. Adem谩s, consultaron la opini贸n
de funcionarios de otros organismos multilaterales como el Banco Mundial, el
Banco Central Europeo, la Comisi贸n Europea, el Banco Interamericano de
Desarrollo, la Organizaci贸n de Cooperaci贸n y Desarrollo Econ贸mico y la Comisi贸n
Econ贸mica para Am茅rica Latina y el Caribe. Del mismo modo expresaron sus puntos
de vista cerca de cuarenta funcionarios con alta responsabilidad pol铆tica en la
administraci贸n econ贸mica argentina -en el per铆odo 1991-2000- y alrededor de 60
funcionarios de otros pa铆ses, as铆 como cerca de 90 acad茅micos e integrantes del
mundo corporativo de diferentes pa铆ses.
El Informe abarca el
contenido y la eficacia de la supervisi贸n y el dise帽o de los programas en el
per铆odo que precedi贸 a la crisis y examina las principales cuestiones y
procedimientos vinculados con las decisiones del FMI, desde finales del 2000
hasta diciembre del 2001, focaliz谩ndose sobre tres campos de la pol铆tica
econ贸mica: la pol铆tica fiscal, las llamadas reformas estructurales -como las
referidas al mercado laboral, el sistema previsional y el sistema financiero- y
la pol铆tica cambiaria
La
pol铆tica fiscal fue el tema de mayor discusi贸n entre las autoridades argentinas
y el FMI en el per铆odo 1991-2000, destac谩ndose que a pesar de que en ning煤n a帽o
entre 1994 y 2001 se alcanzaron las metas establecidas en los programas, el
Fondo mantuvo los programas de financiamiento, flexibilizando su cumplimiento o
formalizando nuevos compromisos.
El Informe de la OEI
reconoce en este campo tres defectos del FMI: la subestimaci贸n de la variaci贸n
interanual del saldo de la deuda, la relativizaci贸n de la influencia de las
finanzas provinciales como fuente de precariedad fiscal y, por 煤ltimo, la
sobrestimaci贸n del nivel de endeudamiento que ser铆a sostenible para una
econom铆a como la Argentina. Y admite que: “retrospectivamente est谩 claro que
los an谩lisis del personal t茅cnico del FMI no tuvieran en cuenta una serie de
caracter铆sticas importantes de la econom铆a argentina que la hicieron
especialmente vulnerable”. Entre los aspectos que menciona como ausentes en la
evaluaci贸n del FMI se encuentran la casi completa denominaci贸n en moneda
extranjera de la deuda p煤blica argentina; que los tenedores de la misma eran
mayoritariamente no residentes; las falencias de la administraci贸n tributaria
y, por 煤ltimo, el diferencial de tasas de inter茅s que deb铆an pagar en el
mercado internacional las llamadas econom铆as emergentes.
En
cuanto a las reformas estructurales fundamentales, el Informe de la OEI destaca las
referidas a las relaciones fiscales entre el Gobierno Federal y las provincias,
la reforma impositiva y la administraci贸n tributaria, las concernientes al
mercado laboral, las vinculadas a la seguridad social y, finalmente, las
correspondientes al sistema financiero, se帽alando que: “la caracter铆stica
notable de los programas concertados con Argentina fue la escasa
condicionalidad estructural oficial, sobre todo en la forma de criterios de
ejecuci贸n”. En este sentido destaca que “tampoco se exigi贸 de manera firme el
cumplimiento de la escasa condicionalidad que conten铆an los programas.”
En
cuanto a la pol铆tica cambiaria,
recuerda que la actitud del FMI fue “renuente a respaldar el sistema de la
convertibilidad”, puesto en marcha en
1991 con un esquema cambiario de paridades fijas del peso con el d贸lar
estadounidense. Y reconoce que “como la convertibilidad se consideraba un
instrumento de estabilizaci贸n se prest贸 poca atenci贸n a la conveniencia del
sistema para el crecimiento a largo plazo”.
Es
posible advertir un cambio cualitativo despu茅s de la crisis mexicana de fines
de 1994. El Informe destaca que se pas贸
en las declaraciones p煤blicas e informes internos, de evaluar las pol铆ticas de
Argentina “teniendo en cuenta” el r茅gimen cambiario que se hab铆a elegido a la
postura de “avalar” ese r茅gimen. En este sentido, se se帽ala que luego de la
crisis mexicana, en marzo de 1995, hubo un documento oficial donde por primera
vez se afirma que: “en vista del fortalecimiento de las pol铆ticas que han
llevado a cabo las autoridades argentinas, el personal t茅cnico del FMI respald贸
el mantenimiento del tipo de cambio fijo”. En el mismo sentido da cuenta del
discurso del Director Gerente, en Buenos Aires en mayo de 1996, quien sostuvo
que: “en los 煤ltimos cinco a帽os la ley de Convertibilidad ha sido fundamental
en la consolidaci贸n del compromiso de la Argentina con respecto a la disciplina
fiscal y la estabilidad de precios; en consecuencia, dicha ley contin煤a
desempe帽ando un rol esencial en el restablecimiento de la confianza.”
El Informe indica que “desde mediados
de 1996 hasta fines de 1998, pr谩cticamente no hubo discusiones a fondo acerca
de la paridad entre el personal t茅cnico del FMI ni entre 茅stos y las
autoridades argentinas, aunque el tema se plante贸 ocasionalmente en las
reuniones de Directorio.” Y tambi茅n hace referencia a un trabajo del Departamento
de Hemisferio Occidental de agosto de 1999 donde, por primera vez, se comienzan
a analizar estrategias para abandonar el tipo de cambio fijo y en el que se
mencionaba “la dolarizaci贸n como un elemento que podr铆a fortalecer m谩s la
confianza, siempre que estuviera acompa帽ada de pol铆ticas firmes.” Sobre el
particular se afirmaba: “si bien la adopci贸n de un r茅gimen de flotaci贸n pod铆a
conducir a un desempe帽o m谩s s贸lido a mediano plazo se recomienda el ajuste
fiscal y las reformas estructurales necesarias para restaurar la viabilidad de
la convertibilidad.”
El Informe de la OEI
resume las razones de la renuencia a analizar la pol铆tica cambiaria en cuatro
factores. En primer lugar, “se tem铆a que el hecho de debatir el r茅gimen de
convertibilidad hiciera tambalear su viabilidad”. En segundo t茅rmino, se aduce
que “el FMI careci贸 de herramientas objetivas para evaluar la idoneidad o
sustentabilidad del r茅gimen cambiario de un pa铆s” y que los an谩lisis realizados
“no estaban basados en una visi贸n con miras al futuro del concepto de
sustentabilidad”. Adem谩s, consigna que la falta de di谩logo franco sobre el tema
con las autoridades argentinas se deriva de “una interpretaci贸n especial e
incorrecta del Convenio Constitutivo”. Por 煤ltimo, reconoce que el compromiso
del FMI con el r茅gimen de convertibilidad “hizo dif铆cil para la Gerencia y el
personal t茅cnico proponer posteriormente alternativas veros铆miles al Directorio
Ejecutivo y a las autoridades argentinas”.
El Informe de la OEI
eval煤a la estrategia del FMI, en el per铆odo de fines del a帽o 2000 hasta el
colapso del r茅gimen de convertibilidad, haciendo hincapi茅 en cuatro episodios
relevantes: el aumento de recursos decidido en enero de 2001, la revisi贸n de
mayo del mismo a帽o, el aumento de recursos del mes de septiembre y la decisi贸n
de diciembre cuando opt贸 por dejar de otorgar respaldo financiero.
A
finales del a帽o 2000, el llamado “blindaje” reuni贸, a trav茅s de los compromisos
contra铆dos por las instituciones financieras internacionales, el Gobierno de
Espa帽a y las seguridades de financiamiento del sector privado, una masa de
recursos de alrededor de 40.000 millones de d贸lares en funci贸n de una
caracterizaci贸n de la situaci贸n como de “problemas de renegociaci贸n” y de
“necesidad de liquidez” para describir, por parte del FMI, las dificultades de
la Argentina.
El
programa se basaba en considerar posible el logro de la sustentabilidad de la
deuda p煤blica y de la cuenta corriente dentro del r茅gimen de pol铆tica econ贸mica
vigente. En ese sentido se se帽ala que el documento preparado por el personal
t茅cnico indicaba que “el abandono de la convertibilidad y una cesaci贸n de pagos
de la deuda tendr铆a enormes consecuencias adversas para la Argentina y para el
conjunto de mercados emergentes”, afirmando que “el respaldo amplio y vigoroso
en Argentina a la paridad fija del tipo de cambio hac铆a pol铆ticamente
impensable cualquier medida que fuese en su contra.”
El
Informe revela que en una evaluaci贸n del personal t茅cnico, completada en
octubre del 2000, donde se examinaron posibles estrategias como el tipo de
cambio flotante y la dolarizaci贸n con o sin ajuste en la paridad cambiaria, no
se menciona “como problema fundamental ni la sobrevaluaci贸n del tipo de cambio
ni la sustentabilidad de la deuda.”
Un
dato interesante es el posicionamiento de los integrantes del Directorio
Ejecutivo frente al caso argentino ya que, a pesar de aprobar por unanimidad la
recomendaci贸n del Director Gerente, reflejaron tres actitudes
diferentes: un grupo reducido que confiaba en el programa, una minor铆a que
representaba a pa铆ses industriales que afirmaba que la din谩mica de la deuda era
insostenible y, por lo tanto, “era muy improbable que el programa tuviera
茅xito” y un amplio grupo, con una posici贸n intermedia, que consideraba que el
programa presentaba riesgos sustanciales y que no estaba convencido de que
ofrec铆a una soluci贸n duradera.”
A pesar de las observaciones el
reducido grupo cr铆tico acompa帽贸 la decisi贸n fundado en “los elevados costos que
resultar铆an de retirarle el apoyo al pa铆s en esa coyuntura.” El mayoritario,
por su parte, tambi茅n aprob贸 por creer que el programa “ofrec铆a la mejor
alternativa siempre que el sistema pol铆tico argentino la aprovechara como una
oportunidad para emprender el ajuste fiscal y las reformas estructurales que
hac铆an falta.”
El Informe afirma que exist铆an “varias
razones convincentes para respaldar a Argentina” a fines del a帽o 2000. Entre
otros, “la preocupaci贸n que una crisis de gran alcance en Argentina pudiera
tener efectos de contagio en momentos en que se observaba cierto nerviosismo en
el resto del mundo, en particular en Turqu铆a y Brasil” y, adem谩s, porque “el
costo de cualquier estrategia alternativa, por ejemplo abandonar la paridad,
ser铆a con toda seguridad elevado.”
A
pesar de los incumplimientos, el Directorio Ejecutivo del FMI aprob贸 por
unanimidad el 21 de mayo la recomendaci贸n de la Gerencia de concluir la tercera
revisi贸n del acuerdo stand by
mediante la concesi贸n de dispensas por los considerables desv铆os en el
cumplimiento de los criterios de ejecuci贸n correspondientes al 30 de marzo, lo
cual permit铆a desembolsar un tramo de 1200 millones de d贸lares.
El
factor relevante de esa decisi贸n fue que el personal t茅cnico “se sinti贸
obligado a conceder el beneficio de la duda al nuevo Ministro y tem铆a causar un
desplome abrupto, y por ende desordenado, del r茅gimen de pol铆tica econ贸mica.”
Esta
opini贸n del staff estaba relativizada por un documento elaborado a fines
de abril por un equipo interdepartamental conformado para realizar tareas
anal铆ticas sobre Argentina en forma paralela al avance de las negociaciones del
programa y las revisiones, que afirmaba que “ha aumentado la probabilidad de
una crisis total en Argentina. Parece improbable que se pueda evitar este
resultado, pero no imposible.”
La
aprobaci贸n del Directorio no fue el resultado de la confianza en la
sustentabilidad del programa sino “simplemente se supuso que la mejor
estrategia era mantener a Argentina a flote durante el tiempo que se pudiera
comprar con los 1200 millones”. O, dicho de otra manera, en palabras de un
Director citado por el Informe: “nadie ha propuesto una estrategia diferente
que, ajustada en funci贸n del riesgo, promete una alternativa menos costosa.”
El 7 de septiembre
del 2001 el Directorio Ejecutivo aprob贸 la recomendaci贸n del Director Gerente
para concluir la cuarta revisi贸n del acuerdo stand by, aumentando los recursos en alrededor de 8000 millones de
d贸lares, de los cuales 3000 millones se afectar铆an para respaldar una posible
reestructuraci贸n de la deuda.
El Informe anota que
en una reuni贸n convocada por el Director Gerente con selectos altos
funcionarios se estim贸 que la “posibilidad de 茅xito del programa ser铆a a lo
sumo del 20%- 30%”. Seg煤n algunos presentes en la reuni贸n un elemento
fundamental para la decisi贸n fue “la preocupaci贸n por la reacci贸n pol铆tica en
contra del asesoramiento del FMI, especialmente en Am茅rica Latina, si se daba
la impresi贸n de negar el apoyo a un pa铆s que hab铆a estado aplicando programas respaldados por el
FMI en el 煤ltimo decenio.”
En la reuni贸n del
Directorio Ejecutivo, contrariando las costumbres del proceso decisorio del
FMI, dos directores se abstuvieron de votar. Seg煤n las actas de esa reuni贸n
“varios directores consideraron que la situaci贸n no era sostenible y que el
programa no ofrec铆a medidas correctivas satisfactorias.”
El Informe sostiene
que el programa se basaba en pol铆ticas “contraproducentes” -como las utilizadas
en el llamado factor de convergencia entre el d贸lar y el euro- o “ineficaces e
insostenibles en todo lugar en que se hab铆an ensayado” -como ocurri贸 con la ley
del d茅ficit cero- y por otro lado, tampoco abordaba la “ya evidente
sobrevaluaci贸n del tipo de cambio.”
Se observ贸 tambi茅n
que el Directorio Ejecutivo “tampoco desempe帽贸 activamente su funci贸n de
supervisi贸n para salvaguardar los recursos del FMI” puesto que el desembolso
del tramo de 5000 millones har铆a de la exposici贸n crediticia del FMI frente a
la Argentina un de las m谩s arriesgados de su historia.”
En
este sentido, se da cuenta de un acuerdo entre el Ministro de Econom铆a y el
Director Gerente por el cual la Argentina se aven铆a a considerar una estrategia
alternativa y discutirla con el FMI “cuando las reservas llegaran a un nivel
inferior al de los cr茅ditos otorgados por el FMI.”
La decisi贸n de no
concluir la revisi贸n del acuerdo entre Argentina y el FMI prevista para el mes
de diciembre estuvo, de acuerdo al Informe, “bien fundada” ya que al momento
“era obvio para la mayor铆a de los observadores que no pod铆a evitarse una
devaluaci贸n del peso y una reestructuraci贸n integral de la deuda que redujera
el valor presente neto, y que ning煤n programa ser铆a sostenible si las
autoridades argentinas no estaban dispuestas a considerar estas opciones.”
Por otro lado se
destaca que la conclusi贸n de no terminar con la revisi贸n, a la que se hab铆a
arribado en el mes de octubre, “no se comunica con claridad a las autoridades”.
El
examen del proceso decisorio del FMI sobre Argentina en el a帽o 2001 que realiza
el Informe se帽ala que a pesar de 16 reuniones informales del Directorio -entre
Diciembre de 2000 y enero de 2002- ese cuerpo como instituci贸n “desempe帽贸 un
limitado papel en el aporte de sugerencias y recomendaciones, no solo en los
detalles espec铆ficos del dise帽o del programa (como es habitual) sino tambi茅n en
la estrategia general del pa铆s.”
El
hecho de pasar por alto al Directorio, concluye el Informe, “atenta contra su
funci贸n en la instituci贸n y debilita la transparencia y la rendici贸n de cuentas
en el proceso de toma de decisiones del FMI.”
En
este sentido el Informe cita una evaluaci贸n interna del papel del FMI donde se
se帽ala que se “cedi贸 a presiones externas, pol铆ticas y de mercado, favorables a
que se continuara prestando asistencia, a pesar de las serias dudas sobre la
sustentabilidad fiscal y externa.”
Otras
consideraciones
El
an谩lisis del conjunto de conclusiones (12), lecciones (10) y recomendaciones
(6) a las que arriba el Informe permite formular algunas consideraciones que se
juzgan pertinentes para una mejor comprensi贸n
del caso argentino en la d茅cada
del noventa.(Ver cuadros 1,2 y 3, respectivamente).
En
relaci贸n a la estrategia cambiaria, es necesario recordar que s贸lo unos pocos
pa铆ses tuvieron paridades r铆gidas durante la totalidad o parte del per铆odo en
que rigi贸 en la Argentina la convertibilidad. Entre ellos, Ecuador y Panam谩
ten铆an su econom铆a dolarizada, los restantes: Bulgaria, Hong Kong, Estonia y
Lituania ten铆an reg铆menes de cajas de
conversi贸n al estilo de la vigente en Argentina.
Durante
el per铆odo 1992-2001 el comercio internacional argentino en relaci贸n al
producto fue del 16,4%, un porcentaje sensiblemente menor al del promedio de
las siete econom铆as con paridad cambiaria r铆gida, que era alrededor del 96%. Adem谩s, en Argentina -como en Hong Kong-
solo una peque帽a fracci贸n del comercio -de alrededor del 15%- se practicaba con
el pa铆s que prove铆a el ancla monetaria.
Por
otra parte, llama la atenci贸n la falta de referencia a la crisis de la
Argentina, y de otros pa铆ses de la regi贸n, de principios de los ochenta como
antecedente de las consecuencias econ贸micas, financieras, fiscales y sociales
de estrategias anti-inflacionarias basadas en esquemas macroecon贸micos que
combinan tipo de cambio prefijado y apreciado junto con una pol铆tica monetaria
pasiva: “en la primera mitad de la d茅cada de 1990, cuando se experimentaba un
nuevo auge de los flujos de capital, no faltaba experiencia hist贸rica, ni
trabajo anal铆tico ni recomendaciones de pol铆tica que sirvieran de antecedentes
para examinar los procesos que se estaban desarrollando” (Frenkel R. 2003).
En
cuanto al desempe帽o fiscal durante el r茅gimen de convertibilidad es constante
la identificaci贸n del desequilibrio fiscal como causa central -en algunos casos
excluyente- del colapso del esquema macroecon贸mico. El ex Director del
Departamento de Investigaci贸n del FMI -entre 1991 y 2001- Michael Mussa, afirma
que: “la causa fundamental del desastre es la inhabilidad cr贸nica de las
autoridades argentinas de mantener una pol铆tica fiscal responsable” (Mussa M.
2002).
Esta
conducta de “alcoh贸lico cr贸nico” en el manejo de los asuntos fiscales -seg煤n la
provocativa ret贸rica de Mussa- no parece corresponderse con los datos
emp铆ricos. El gasto primario real, deflactado por el 铆ndice de precios al
consumidor, fue para el a帽o 2001 s贸lo un 3% m谩s elevado que el registrado en
1991, constituyendo una diferencia poco relevante para la causalidad que Mussa
le asigna (Damill M y Juvenal L. 2003).
En
el mismo sentido, (Ver Cuadro N 潞4) del an谩lisis de los resultados fiscales
acumulados en la d茅cada de los noventa -expresados en millones de d贸lares a
precios corrientes- queda claro que a煤n computando los gravosos efectos de la
reforma de la seguridad social que tuvo el traslado de aportantes del sistema
de reparto al de capitalzaci贸n, el resultado primario del sector p煤blico fue
positivo.
La
cuenta de intereses, por el contrario, tuvo un comportamiento explosivo ya que
mientras en 1991 representaba s贸lo el 5,6% de los ingresos tributarios, hacia
el 2001 signific贸 el 23,4% de la recaudaci贸n, incluidas las contribuciones al
sistema previsional p煤blico. Este incremento del peso de los intereses se
explica no s贸lo por el cambio en la magnitud de la deuda sino tambi茅n por el
incremento de la tasa media de inter茅s
que pas贸 del 5,8% en 1996 al 9,4%, en el a帽o 2001.
As铆,
la emergencia del d茅ficit no fue el resultado de una pol铆tica fiscal
dispendiosa, sino b谩sicamente consecuencia de la reforma del r茅gimen de la
seguridad social que, como fuera tempranamente anticipado, estaba llamada a
generar un costo de gran magnitud en la transici贸n entre los dos sistemas
(Cetr谩ngolo O. 1994). El d茅ficit, incrementado por las llamadas devaluaciones
fiscales para morigerar los problemas de competitividad, tuvo que ser cubierto
con un creciente endeudamiento p煤blico, que asociado con los d茅ficit de cuenta
corriente -consecuencia de la estructura de precios relativos que penalizaba la
producci贸n de bienes transables internacionalmente- generaron m谩s dudas que
certezas sobre la sostenibilidad de la deuda p煤blica.
En otros t茅rminos, y como se帽ala un
reciente trabajo de la CEPAL sobre un panorama de largo plazo de las cuentas
p煤blicas de la Argentina “la contradicci贸n entre la mejora de la competitividad
mediante reducciones impositivas y la necesidad de presentar cuentas fiscales
superavitarias derivaron en un conflicto irresuelto entre equilibrio fiscal y
externo, afectando la sustentabilidad de la pol铆tica fiscal de la
convertibilidad” (Cetr谩ngolo O. y Jim茅nez J.P. 2003)
Acerca de la Nueva Arquitectura
Financiera Internacional (NAFI)
Las
particularidades del actual funcionamiento del sistema financiero internacional
estaban fuera de los t茅rminos de referencia del Informe. Sin embargo, es
impensable efectuar un an谩lisis de la crisis sin tener en cuenta que la
sucesi贸n de shocks externos que afectaron a la Argentina y a otros
pa铆ses y regiones estuvieron y est谩n relacionados con los problemas sist茅micos
del actual mercado financiero global. Dichos problemas reflejan una
inadecuaci贸n del sistema actual que desde la crisis del petr贸leo –a principios
de la d茅cada de los ’70- se ha manejado en forma “provisoria”, sin que se hayan
adecuado los organismos de cr茅dito a las nuevas realidades econ贸micas.
Esa
inadecuaci贸n ha sido expuesta y analizada por acad茅micos y actores
involucrados, sin que hasta la actualidad se haya resuelto un nuevo acuerdo
general sobre qu茅 perfil deben adquirir las instituciones en juego, o si
simplemente deben ser suprimidas.
Es indudable que desde comienzos de los ’70, el
panorama financiero mundial evolucion贸 a un ritmo vertiginoso y carente de una
regulaci贸n efectiva que permita cumplir con los objetivos fundantes del FMI.
Uno de los ejes de esa evoluci贸n ha sido un intenso proceso de innovaci贸n en el
campo de los instrumentos financieros, potenciado por las nuevas tecnolog铆as de
la informaci贸n y por los avances en las comunicaciones. Ese proceso se articul贸
con una progresiva liberalizaci贸n de las actividades financieras en un grupo
cada vez m谩s numeroso de pa铆ses.
Inicialmente, la liberalizaci贸n financiera hab铆a
adquirido impulso en el mundo desarrollado, pero se extendi贸 hacia otras
regiones en forma progresiva, en especial desde mediados de los a帽os setenta, y
con particular intensidad en los noventa. Los mercados financieros
evolucionaron hacia mayores niveles de integraci贸n y los vol煤menes de
operaciones se expandieron con extraordinaria rapidez.
Sin embargo, una sucesi贸n de eventos cr铆ticos como
la devaluaci贸n mexicana de 1994, la inestabilidad en varias econom铆as del
sudeste de Asia desde mediados de 1997, la crisis rusa, etc, seguidos de
per铆odos de turbulencia financiera internacional, efectos de contagio, r谩pidas
modificaciones de los vol煤menes y del sentido de los flujos de capital y
reacciones de pol铆tica o programas de salvataje que dieron lugar a mucha
controversia por su dise帽o y efectos, han plasmado en una extendida
insatisfacci贸n acerca de la forma de funcionamiento actual del sistema
financiero internacional.
Esa insatisfacci贸n da origen al debate acerca del
papel que deber铆an tener los organismos multilaterales como el FMI, y c贸mo y
por qu茅 caminos es posible mejorar su desempe帽o. Los argumentos que se esgrimen
abarcan un espectro de posiciones muy amplio. En lo que refiere al FMI, se
sostiene desde su eliminaci贸n (Meltzer A.1999) -posici贸n que impulsa un avance
hacia una profundizaci贸n de la desregulaci贸n financiera internacional-, hasta
la conformaci贸n de una 煤nica autoridad financiera internacional regulatoria y
con capacidad de actuar como prestamista de 煤ltima instancia en esa escala.
Los temas en discusi贸n pueden agruparse en dos
grandes t贸picos relacionados con los mecanismos de prevenci贸n de las crisis y
las formas de resoluci贸n de las mismas. En ambos casos, adem谩s, se abordan
aspectos que tienen que ver con las instituciones y regulaciones internacionales,
por un lado, y con las instituciones, regulaciones y pol铆ticas de orden
nacional, por otro.
En
este sentido, el desplazamiento de los bancos comerciales por tenedores de
bonos -ya sean fondos de inversi贸n o de pensi贸n, compa帽铆as de seguros o inversores
particulares- como financistas de los pa铆ses, complica el desempe帽o de un
mercado de naturaleza global en el que no hay regulaciones prudenciales ni
r茅gimen para el cumplimiento de los contratos en lo que a deuda soberana se
refiere.
Este
debate sobre la “nueva arquitectura financiera internacional” (NAFI) concepto
atribuido al ex Secretario del Tesoro de los EEUU Robert Rubin, sit煤a en el
centro de la escena a las instituciones financieras multilaterales que
funcionan sin el respaldo de un prestamista de 煤ltima instancia. Esta ausencia
se hace m谩s manifiesta cuando se constata que mientras las cuotas de los pa铆ses
miembros del FMI se incrementaron en los 煤ltimos treinta a帽os del siglo pasado
un 170% en d贸lares reales, las econom铆as de los pa铆ses emergentes crecieron un
250%, el comercio mundial un 440% y los movimientos de capitales privados un
850%. En este contexto el FMI ten铆a, hacia finales del 2001, “200 billones disponibles para pr茅stamos, lo que
representa menos del 10 % de la deuda externa de los pa铆ses de ingreso medio y
bajo” (Machinea J. L. 2002).
Esta
circunstancia es particularmente relevante para Argentina ya que a pesar de
haber transferido en forma neta a los organismos internacionales (Ver Cuadro N潞
5), casi 7800 millones de d贸lares entre enero del 2002 y junio del 2004, la
intenci贸n de los principales accionistas del FMI es reducir la exposici贸n
financiera de la instituci贸n con los mayores deudores, entre los que se
encuentra Argentina con una deuda equivalente -a mayo de 2004- al 586% de su
cuota, s贸lo superado por Brasil con el 697% y Turqu铆a con 1674%.
Si bien la insatisfacci贸n con la situaci贸n presente
de los organismos internacionales de cr茅dito est谩 muy difundida, no se basa en
un diagn贸stico ampliamente compartido por los participantes en la discusi贸n, ni
lleva a propuestas congruentes. Por el contrario, los dise帽os de reforma
sugeridos por distintos actores en este debate se caracterizan por su
diversidad, y son a veces, francamente contradictorios. Esto no puede verse sino
como algo natural, dados los conflictos de naturaleza pol铆tica y econ贸mica que
tal proceso de reforma involucrar铆a. Agrupamientos de pa铆ses como el G-7 y el
G-22 han elaborado distintas propuestas, y tambi茅n lo han hecho diversos
gobiernos de pa铆ses desarrollados , como los de Francia, Alemania, Canad谩, el
Reino Unido.
Reflexi贸n
final
En
medio de este proceso de cambio, los pa铆ses como la Argentina deben
sobreponerse a las crisis que no fueron previstas y a煤n peor, fueron alentadas
desde el dise帽o de pol铆ticas p煤blicas con la asistencia del FMI.
A
la luz de lo expuesto resulta pertinente plantearse dos interrogantes de
naturaleza no estrictamente econ贸mica: ¿Existi贸 la posibilidad de evitar el
colapso del esquema de la convertibilidad que estaba condicionado desde sus
inicios por sus debilidades estructurales y fue afectado, en su devenir, por la
combinaci贸n del impacto de la crisis de pagos de otros importantes deudores en
el mercado internacional, por la devaluaci贸n del real en Brasil, el fortalecimiento
del d贸lar frente al resto de las monedas y el declive de los precios
internacionales de los principales productos de exportaci贸n de la Argentina? Y,
por otra parte: ¿El sistema pol铆tico argentino dispon铆a de recursos -entendidos
como diagn贸sticos apropiados, iniciativa estrat茅gica, aptitud para la
persuasi贸n social y capacidad para articular intereses contrapuestos- como para
afrontar, con razonables perspectivas de 茅xito, las consecuencias de un cambio
de r茅gimen?
El
desarrollo de los acontecimientos indica que la realidad se encarg贸 de
responder, negativa y dram谩ticamente, a estas preguntas.
En
estos errores incurrieron todos los actores involucrados -p煤blicos y privados,
pol铆ticos y sociales, argentinos y extranjeros- que a lo largo de una d茅cada, caracterizada
como de “un justificado o injustificado optimismo” (Novaro M. 2002), no
quisieron escuchar los argumentos de quienes alertaban sobre las consecuencias
del esquema vigente o, en otros casos, no estuvieron dispuestos a sacrificar
intereses personales o de sector, o bien carecieron de la aptitud para afrontar
decisiones que priorizaran el inter茅s general.
En
esta lista de corresponsables el FMI ocupa un lugar destacado ya que, adem谩s de
lo planteado en el Informe por la propia Oficina de Evaluaci贸n independiente,
es necesario recordar que “muchas de los pol铆ticas econ贸micas de la Argentina
fueron ampliamente aplaudidas y se帽aladas como un modelo que otros mercados
emergentes deb铆an imitar, aprobaci贸n internacional que fue magnificada por el Presidente Menem en su
triunfal discurso en el Encuentro Anual del FMI- Banco Mundial el 4 de octubre
de 1998” (Mussa M. 2002).
Cuadro
N潞1
Conclusiones del Informe de la OEI
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Panorama general de la crisis
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1
|
El catastr贸fico derrumbe de la
econom铆a argentina en 2001-2002 refleja el hecho que las autoridades
argentinas encargadas de formular pol铆ticas no adoptaron las medidas
correctivas necesarias con suficiente antelaci贸n. El FMI, por su parte,
respaldado por sus principales accionistas, tambi茅n fall贸 al no solicitar
oportunamente que se dejara de respaldar una estrategia que, tal como se
estaba implementando, era insostenible.
|
2
|
Hacia
finales de 2000, cuando la recesi贸n en curso y la discordia pol铆tica interna
ya hab铆an hecho que Argentina perdiera acceso a los mercados internacionales
de capital, el pa铆s se enfrentaba a la vez a un problema cambiario y a un
problema de sustentabilidad de la deuda
|
3
|
El
programa de enero de 2001 fue, por consiguiente, optimista desde un
principio, y de hecho los compromisos asumidos en el marco del programa no se
implementaron en su totalidad.
|
Supervisi贸n y dise帽o de los
programas en el per铆odo anterior a la crisis
|
|
4
|
El FMI
identific贸 correctamente los posibles puntos vulnerables inherentes al
r茅gimen de convertibilidad para un pa铆s como Argentina y se帽al贸 la necesidad
de la disciplina fiscal y la flexibilidad del mercado laboral como elementos
esenciales para mantener dicho r茅gimen.
|
5
|
La
experiencia de Argentina ilustra los problemas que se plantean cuando el pa铆s
adopta y hace suyas pol铆ticas deficientes o inconsistentes.
|
6
|
En
retrospectiva, hubiese sido mejor presionar para que el cambio se realizara
mucho antes en la d茅cada de los noventa. Una posici贸n clara con respecto a la
necesidad de una salida al r茅gimen hubiese creado el marco para los
posteriores intercambios de opiniones con las autoridades del pa铆s.
|
7
|
Durante
todo el per铆odo las opiniones articuladas al interior del FMI y en los
diversos sectores de la instituci贸n fueran dispares.
|
Gesti贸n
de la crisis
|
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8
|
La
decisi贸n adoptada en enero de 2001 de aumentar el monto del acuerdo stand by con Argentina adoleci贸 de
varias deficiencias
|
9
|
La
decisi贸n de dar por concluida la
tercera revisi贸n en mayo de 2001 y m谩s aun, la ulterior decisi贸n de volver a
aumentar el monto del acuerdo en septiembre de 2001 fue cuestionable a la luz
del esp铆ritu -si no la letra-de las
normas del FMI sobre el financiamiento
en caso de crisis.
|
10
|
No se
utilizaron los instrumentos anal铆ticos disponibles para analizar con
suficiente profundidad las posibles vulnerabilidades
|
11
|
La
planificaci贸n para contingencias fue condicionada, en parte debido a que las
autoridades no estaban dispuestos a considerar otros cursos de acci贸n
alternativos para el caso de que fracasara la estrategia que ellos prefer铆an.
|
12
|
Si bien el
Directorio Ejecutivo no cont贸 en todos los casos con todos los elementos
requeridos para tomar decisiones bien informadas, no realiz贸 un seguimiento
cabal para evitar que los recursos del FMI se utilizaran en respaldo de una
pol铆tica insostenible, ni ejerci贸 plenamente su funci贸n fiduciaria de
proteger el car谩cter rotativo de dichos recursos. En parte, esto obedeci贸 al
hecho de que el Directorio -con cierta renuencia en algunos casos- acept贸 tener una
participaci贸n estrat茅gica limitada en las decisiones adoptadas por la
Gerencia y no recibi贸 en algunos casos informaci贸n cr铆tica.
|
Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI
Cuadro N潞 2
Lecciones del Informe de la OEI
|
|
Supervisi贸n
de pol铆ticas econ贸micas y dise帽o de los programas
|
|
1
|
El FMI
debe ejercer una firme supervisi贸n para velar por que el r茅gimen escogido sea
congruente con las dem谩s pol铆ticas y
se ajuste a las restricciones.
|
2
|
El nivel
de deuda sostenible para las econom铆as de mercado emergentes en un contexto
de apertura de la cuenta de capital puede ser m谩s bajo de lo que se hab铆a
pensado.
|
3
|
La
decisi贸n de las autoridades de dar car谩cter precautorio a un acuerdo plantea
el riesgo de que, en la pr谩ctica, las normas para obtener respaldo del FMI se
debiliten.
|
4
|
Si bien es
esencial que el pa铆s se sienta due帽o de los programas que ser谩n respaldados
por el FMI, esto no es suficiente, ya que pueden obtenerse resultados no
deseados si lo decidido por las autoridades implica que se aplicaron
pol铆ticas mal orientadas y excesivamente d茅biles.
|
5
|
Un
desempe帽o macroecon贸mico favorable, incluso si se mantiene durante cierto
per铆odo, puede ocultar deficiencias institucionales subyacentes, las que
pueden convertirse en obst谩culos insuperables para reestablecer r谩pidamente
la confianza si el crecimiento se ve interrumpido por acontecimientos
externos desfavorables.
|
6
|
La
decisi贸n de respaldar un determinado marco de pol铆tica econ贸mica entra帽a
necesariamente una evaluaci贸n probabil铆stica, pero es importante que la
evaluaci贸n sea lo m谩s rigurosa posible y que se cuente, desde un inicio, con
una estrategia contingente en caso de que no se materialicen algunos
supuestos cr铆ticos.
|
7
|
El enfoque
catal铆tico para resolver una crisis de la cuenta de capital funciona
adecuadamente en condiciones muy estrictas.
|
8
|
La
ingenier铆a financiera en forma de reestructuraci贸n de la deuda voluntaria y
basada en el mercado es costosa, y es poco probable que mejore la
sustentabilidad de la deuda si se emprende en condiciones de crisis sin contar
con una estrategia econ贸mica cre铆ble e integral.
|
9
|
Si se
retrasa la adopci贸n de las medidas necesarias para resolver una crisis, puede
elevarse mucho su costo final.
|
10
|
Para
reducir al m铆nimo los errores y aumentar la eficacia, debe mejorarse el
proceso de toma de decisiones en el FMI en cuanto al an谩lisis de riesgos,
rendici贸n de cuentas y predictibilidad.
|
Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI
Cuadro
N潞 3
Recomendaciones del Informe de la OEI
|
|
Gesti贸n
de Crisis
|
|
1
|
El FMI
deber谩 tener una estrategia de contingencia desde el momento en que comienza
una crisis, que incluya en particular normas para limitar el da帽o.
|
2
|
Si se duda
de la sustentabilidad de la deuda o del tipo de cambio, el FMI deber谩 indicar
que su apoyo est谩 condicionado a un cambio significativo de las pol铆ticas del
pa铆s mientras sigue trabajando activamente con el pa铆s para propiciar el
cambio.
|
3
|
La
supervisi贸n que ejerce el FMI deber谩 centrarse en la sustentabilidad del tipo
de cambio y de la deuda a mediano plazo.
|
4
|
El FMI no
deber铆a iniciar ni mantener una relaci贸n a trav茅s de programas con un pa铆s
cuando no haya una necesidad inmediata de balanza de pagos y existan graves
obst谩culos de 铆ndole pol铆tica para que se realice el ajuste o la reforma
estructural que se necesitan.
|
5
|
El acceso
excepcional deber谩 entra帽ar la presunci贸n de que hay una estrecha
colaboraci贸n entre las autoridades y el FMI.
|
Proceso
decisorio
|
|
6
|
Es preciso
fortalecer el papel que le compete al Directorio Ejecutivo.
|
Fuente: Elaboraci贸n propia a partir del Informe de la OEI
Cuadro N潞 4
Resultados fiscales en la d茅cada del noventa
(base devengada, en millones de d贸lares, a precios corrientes)
Acumulado 1991-2001
|
|
Resultado Primario sin Seguridad Social
|
66972
|
Resultado de la Seguridad Social *
|
-52345
|
Resultado Primario
|
14627
|
Pagos de Intereses
|
-59960
|
Resultado del Sector P煤blico Nacional
|
-45333
|
*No corresponde
exactamente al d茅ficit de seguridad social p煤blica, sino a la diferencia
entre los pagos previsionales reflejados en las cuentas del Gobierno Nacional y
los ingresos propios de ese sistema,
derivado de aportes patronales y contribuciones jubilatorias sobre salario. Ese
sistema tambi茅n recibe ingresos a partir de otras fuentes, como una parte de la
recaudaci贸n del impuesto a las ganancias, etc.
Fuente: M. Damill, R. Frenkel y L. Juvenal. Las
Cuentas P煤blicas y la Crisis de la Convertibilidad en la Argentina.
CEDES. Buenos Aires.2003
Cuadro N潞 5
Pagos Netos a Organismos
Internacionales
|
|
A帽o
|
Monto en millones de d贸lares
corrientes
|
1993
|
-2595
|
1994
|
-45
|
1995
|
-2729
|
1996
|
-428
|
1997
|
-110
|
1998
|
-1163
|
1999
|
-22
|
2000
|
-429
|
2001
|
-9578
|
2002
|
4127
|
2003
|
2426
|
2004
|
1231
|
Fuente: Ministerio de Econom铆a y Producci贸n. Argentina, el FMI y la crisis de la deuda. An谩lisis N潞 II. Junio de
2004.
Bibliograf铆a
Lucioni
L. (2002). Evoluci贸n
y perspectivas del Financiamiento del FMI en la Argentina. CECE. Serie
Estudios N潞 28. Buenos Aires.
Frenkel
R. (2003).Globalizaci贸n
y crisis financiera en Am茅rica Latina. Revista de la CEPAL N潞 80. Santiago
de Chile.
Mussa M. (2002).
Argentina y el FMI. Del triunfo a la tragedia. Editorial Planeta. Buenos
Aires.
Damill M. y Juvenal L. (2003).
Las cuentas p煤blicas y la crisis de la Convertibilidad en la Argentina.
CEDES. Buenos Aires.
Cetr谩ngolo
O. (1994). El
nuevo sistema previsional ¿una reforma definitiva?. Serie Notas 2. CECE.
Buenos Aires.
Cetr谩ngolo O y Jim茅nez J.P. (2003).
Pol铆tica fiscal en Argentina durante el r茅gimen de convertibilidad. CEPAL.
Santiago de Chile.
Machinea J.L. (2001). La crisis de la deuda , el
financiamiento internacional y la participaci贸n del sector privado. Mimeo. Washington DC.
Novaro
N. comp. (2002).
El derrumbe pol铆tico en el ocaso de la convertibilidad. Grupo
Editorial Norma. Buenos Aires.
Tupy M. L. (2003). Es
hora de examinar el papel del FMI en la pol铆tica exterior estadounidense. En www.elcato.org
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